Al pasear por los caminos de los alrededores de la Ermita, he visto sobre el suelo algunos insectos espachurrados sobre el suelo, tal vez los mismos que el día anterior en mi paseo matutino, aplasté con mi zapato. Además que, al mismo tiempo ahuyentaba con mi sombrero la infatigable mosca que quería beber algo del sudor de mi cara. Cuando he comenzado a leer este libro me doy cuenta de ello y por esto mismo lo he escrito. No estamos solos y la verdadera Paz comienza por abrirnos a la Totalidad. Ya el Buda nos saluda de esta manera.

Cuando llevo leída la primera parte de este libro, ya comienzo a disertar sobre el autor. En primer lugar discrepo en su particular vision de la humanidad de antaño, porque si bien ha existido otra sociedad que era más pacifica que la actual, siempre ha habido una natural lucha con el medio. El mismo león que ahora caza para alimentarse, estaba presente en las sociedades antiguas y el hombre de entonces defendía lo conseguido contra cualquier ataque.

Hay una pregunta no contestada todavía para los pacíficos, ¿Te defenderías ante un ataque contra alguien que atacara tu comunidad? Creo que la respuesta es bastante clara. pues si amas a tu familia la defenderías incluso con tu propia vida. En resumen la idea de la Paz es muy bonita, pero la realidad es que hay todavía mucho mal suelto por la Tierra y con volverse de espaldas a este no termina por desaparecer, pues por supuesto que recibiremos la torta. La paz es posible sí, pero la defensa es necesaria todavía.

PAZ A TODOS LOS SERES


Para acabar con el sufrimiento en la Tierra necesitamos una base nueva de civilización humana y un plan nuevo para la colonización de nuestro planeta. Allí donde nos queramos instalar penetramos en un terreno ya habitado, porque la Tierra, con su envoltorio vegetal, está lleno de animales y de pequeños seres vivos que han encontrado en ella su habitat. Todos ellos tiene derecho de residencia, pues pertenecen como nosotros al organismo de la totalidad. Aprenderemos a entendernos con ellos y quizá incluso a cooperar con ellos. La paz no es ya solamente la renuncia a la violencia, la paz real es la revolución de nuestra forma de ser en su totalidad. A quien no le guste la palabra «revolución», la puede sustituir por «transformación». Con ello no nos referimos a la intimidad fugitiva del mundo, sino a la transformación real de nuestras condiciones de vida.

Dieter Duhm

La Matriz Sagrada


No caminamos solos

Buscando la Paz

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